09/7/2007#03 entrevista por Iván Trash  

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  # Entrevista a Juan Flahn

Juan Flahn: “Madrid es un gran pueblo manchego” 

Chuecatown por Juan Flahn

 

Pocas horas antes del estreno en los cines de Chuecatown, entrevistamos a Juan Flahn recién llegado a su Bilbao natal para seguir con la frenética promoción de su ópera prima Chuecatown. A la espera de conocer la respuesta del público, Juan desgrana algunos detalles del film, no duda en asegurar que Chueca es un barrio bastante anodino y, como no, habla de En Plan Travesti, la fiesta que le retuvo en la noche durante 3 años.

 

 

 

 

-¿Cansado de tanta promoción?

-Sí, llevo unos días durmiendo bastante poco, con promoción en Barcelona, Madrid, ahora Bilbao y dentro de unos días en Mallorca. Pero me gusta, lo estoy pasando bien.

-¿Qué sensación tienes ante el estreno?

-Estoy acojonado, ¡tengo bastante ‘mieditis’! Me asaltan las dudas de si este trabajo interesará a alguien, de si tiene sentido... Pero ya está hecho todo. Ayer en Barcelona me decía Genís que es normal que te asalten estas dudas al final y que lo que tengo que hacer es olvidarme y empezar a trabajar en la siguiente película. Y es verdad. Chuecatown ya no me pertenece a mí.

-Ahora le pertenece al espectador. Muchos de los foreros de vivaelpop que ya la han visto, opinan que es divertida.

-Espero que les guste y les parezca graciosa y entretenida. Seguro que a algunos les parecerá una historia demasiado superficial, pero creo que no está mal tampoco contar de vez en cuando historias que sólo pretenden entretener. No podemos estar todo el rato poniéndonos transcendentes. A veces es necesario lo contrario. Mi intención era meramente divertir. Pero a lo mejor tampoco es tan intranscendente y Chuecatown sea como una cebolla y contenga varias capas de subtexto.

-¿Cuanto llevas viviendo en Chueca?

-Llevo desde el 2000 en Madrid y siempre en el centro. Primero en la calle Bordadores, que es la calle de los santos. Luego estuve cuatro años en la calle de las putas, en Montera, muy feliz por cierto porque es una calle estupenda. Luego me fui a Cuchilleros, que está muy bien pero el bullicio es peor, porque es el de los turistas. Que no sé qué bullicio es peor, si el de los gays o los turistas, aunque cuando se junta el de los dos, como en el Europride, imagínate. Y luego fui a Chueca, me compré un piso con el dinero de los guiones que realicé para La casa de los líos cuando los pisos estaban aún a un precio moderado.

-Chueca, ¿un lugar ideal para vivir?

-¡No, en absoluto! No es nada ideal, sobre todo en la semana del Orgullo, que ha estado el barrio lleno de gente. Está muy bien que venga mucha gente y a mí me encantan las fiestas populares. El Orgullo se ha convertido en la gran fiesta popular de Madrid. Pero claro, está bien ir a la fiesta, pero no que la fiesta venga a ti. Y en este caso, vino a mi casa y las he pasado un poco putas. Pero no me quejo. Han sido un exitazo enorme aunque me haya tenido que exiliar de Chueca estos días.

-¿Y el resto del año?

-Pues no está mal, se vive bien. Pero tiene condicionantes negativos. A veces te apetece estar tranquilo y es imposible porque hay mucho bullicio en la calle, sobre todo los fines de semana. ¡Será que me estoy haciendo mayor y el centro de Madrid se me está haciendo demasiado bullicioso!

-¿Ahora prefieres la tranquilidad?

-Depende de los momentos, pero estoy en una época en la que me apetece estar tranquilo e incluso muchas veces solo o con muy poca gente. Con toda la movida de En Plan Travesti y esos tres años tan frenéticos que han sido una especie de renacimiento de la ‘removida’, creo que he tenido suficiente baño de multitudes y me conozco ya a la gente de la noche, que son todos estupendos, pero ahora me apetece más estar solo.

-Independientemente del jaleo de estos días, y de que estés en otra onda. Qué significa Chueca a nivel personal.

-Es que para mí es solo un barrio más de Madrid. No tengo una sensación de especial cariño. Cuando no vivía en Chueca, tampoco salía por allí porque no ha sido una zona de marcha hasta hace relativamente poco. Hace diez años que empezó a ponerse de moda. Ante siempre iba a Lavapiés y el hecho de que me fuera a vivir a Chueca fue una circunstancia más que me ha ayudado a rodar esta película. Pero no tengo un especial cariño por Chueca. Tampoco odio el barrio. Simplemente es una zona más para vivir que está muy bien porque hay mucha libertad y naturalidad, pero eso también pasa por ejemplo en Lavapiés, donde hay mucha mezcolanza étnica y muchas parejas gays van de la mano y no se cortan.

-Hay quien piensa que es un gueto.

-No lo veo así, el gueto está más bien dentro de cada uno de nosotros. Puedes ir si quieres de la mano con tu pareja por el barrio de Salamanca, nadie te lo prohíbe. Siempre puedes encontrar una mala cara, pero como te puede pasar en el mismo Chueca.

-Has conseguido que cuando vaya por Chueca, mire de reojo… ¡por si las moscas!

-Jajaj, ¡qué exagerado! Todo es pura fantasía, la película no obedece a ninguna realidad (¡espero!). Es un divertimento para pasar el rato y no tiene ningún referente real.

-Entonces no crees que si la burbuja inmobiliaria persiste puedan aparecer promotores inmobiliarios como Víctor…

-¡Hombre! De todo puede pasar en esta vida. Como dice en la película Rosa María Sardá, la realidad siempre es mucho peor que la ficción. Pero lo que está claro es que la burbuja sigue para arriba y hay mafias que se dedican a echar de sus casas a señoras mayores con alquileres de renta baja para quedarse con su piso y aumentar el precio de los alquileres. Víctor llega a niveles mayores, porque lo que hace es matar para quedarse con el piso.

-La película se inspira libremente en los cómics Chuecatown de los que tanto tú como Félix Sabroso y Dunia Ayaso habéis mantenido el nombre de los dos protagonistas pero el resto de la trama no. ¿Por qué?

-Todo empieza porque nos encargaron en un productora la adaptación del cómic. Lo leímos, nos pareció muy bien pero no nos interesaba mucho la historia que narraba porque se centraba mucho en las aventuras sexuales de los protagonistas. El cómic es muy costumbrista y gracios0 pero muy centrado en la vida sexual. Y eso nos parecía que para el cine ya estaba un poco superado. Decidimos no basarnos en el cómic y presentamos al productor una escaleta sobre historias de gente de Chueca, con problemas cotidianos, con muchos personajes que se entrecruzaban al estilo de Magnolia o Vidas cruzadas, y esa escaleta no les gustó nada. Querían algo más comercial y cercano al estilo Torrente. Y a la salida de la reunión, Félix dijo que ya tenía la historia y que versaría sobre un agente inmobiliario que mataría a la gente para convertir Chueca en un paraíso. Escribimos el proyecto y gustó.

-La película habla de la modernidad, de un barrio que se mantiene fiel a sí mismo y al que algunos quieren conceder una modernidad que no tiene.

-Eso es exacto. Madrid tiene presunción de modernidad cuando en realidad es un pueblo cateto. No quiero ofender a nadie, pero es que Chueca por ejemplo tiene ese punto. Los que vivimos allí nos creemos que estamos viviendo en el sitio más ‘in’ de la ciudad, pero el barrio arquitectónicamente es feo, no tiene sitios bonitos y eso lo he comprobado ahora al tener que rodar en él. Y los habitantes de toda la vida allí siguen. En mi portal soy el único con menos de 40 años, casi todos los demás vecinos son señores mayores que son bastante reticentes a lo nuevo. Cuando llegué al piso, me hicieron un interrogatorio porque no querían que quitara un tabique y montaron un pollo porque quité la puerta y puse una nueva de seguridad. Me decían: “¡Te estás portando muy mal, Juan”! Por otra parte, imagino que estos vecinos reticentes deben estar encantados del cambio que ha pegado el barrio, porque de ser un nido de yonkis, ahora las calles son más tranquilas y hay gente.

-¿Por qué crees que la comedia española es tan costumbrista?

-Es que lo interesante es charlar de aquello que tienes cerca, del día a día. España entera es muy costumbrista. Madrid es un pueblo manchego muy grande. Pero en el caso de Chuecatown, la historia no es tan costumbrista. Está en el plano realista pero es más bien un thriller cómico negro con crímenes.

-A la hora de preparar la película, ¿te inspiraste en algún autor?

-Me gusta mucho Hitchcock y Brian de Palma, porque le copia a Hitchcock, y muy bien por cierto. He intentado hacer alguna de las secuencias al estilo de Hitchcock aunque no le llego a la altura de la suela del zapato, obviamente. Por ejemplo, la escena final de la sauna se desarrolla allí siguiendo las instrucciones de Hitchcock, que decía que si tú vas a rodar a Holanda, tienes que hacer una gran escena con los molinos de viento de fondo o si vas a Nueva York, tienes que hacerlo con la Estatua de la Libertad. Como arquitectónicamente Chueca no tiene ningún edificio emblemático y es un barrio bastante anodino, metí al protagonista en la sauna, que hay muchas.

-¿Cómo consigues enrolar a Concha Velasco y Rosa María Sardá en el proyecto?

-Al principio, pensé que Rosa María Sardá era perfecta para el papel de Antonia, y ella que es muy inteligente evidentemente me dijo que no porque no se veía interpretando a una mujer castellana muy burra porque ella tiene la imagen de mujer fina catalana. Y tenía razón. Fue ella misma la que me dijo que quería el papel de Mila. Concha Velasco es el contrapunto de Sardá. Le mandé el guión con pocas esperanzas porque pensé que no aceptaría. Pero lo leyó, le gustó y me llamó inmediatamente. Es muy simpática.

-Para Concha Velasco, es un registro muy diferente a lo que la hemos visto siempre. A la hora de preparar el proyecto, ¿tuvo dudas?

-No, no tuvo ningún problema. Ella es un poco mal hablada y dijo todas las barbaridades del personaje sin problemas. No dudó, me dijo que se ponía en mis manos porque le encanta que la dirijan y no hubo ningún problema ni con ella ni con ningún otro actor.

-En el caso del reparto masculino, ¿lo tuviste todo tan claro?

-No, el de Víctor (Pablo Puyol) tuvo varios candidatos. Me costó encontrarlo. Barajé a actores guapos, como Alberto San Juan, pero necesitaba que tuvieran bastante cuerpo de gimnasio para dar el pego del chico de Chueca que se pasa mucho tiempo en el gimnasio. Y Pablo, además de buen actor, era perfecto.

En el caso de Peón y Carlos fue diferente. A Pepón le tenía claro desde siempre. Como es muy impaciente, me llamaba muchas veces para ver si ya le confirmaba el papel, pero es que en ese momento aún no tenía cerrada la presencia de Carlos Fuentes por diferentes motivos. Y quería que ambos fueran la pareja porque sé que se conocían, habían trabajado juntos y eran amigos. Que ya exista algo de complicidad entre dos actores es muy importante cuando sus personajes tienen que besarse, achucharse… sobre todo porque no teníamos tiempo ni para ensayar ni para nada.

-Creo que el que peor lo pasó fue Pablo Puyol porque tenía muchas escenas sin diálogo que eran pura persecución y poner caras…

-El pobre se pasaba muchas noches persiguiendo a los protagonistas. Se supone que su misión es lograr pisos y tiene que vigilar a las ancianas, controlando horarios, etc. Había muchas noches que Pablo sólo ponía caras escondido tras una furgoneta. Y claro, a veces me preguntaba: “¿Qué cara tengo que poner, la 32?”. “No, la 48”, le respondía. Se aburrió bastante algunos días.

-El rodaje ha tenido muchas dificultades por las obras que había en el barrio, por los ruidos, el tráfico…

-Lo pasé bastante mal. Hubo momentos de mucho caos. Como no teníamos mucho presupuesto, no disponía de todos los medios que me hubiera gustado. A veces había que hacer encaje de bolillos para sacar adelante el plan de rodaje, que era muy apretado. Hubo mucho sufrimiento incluso en los interiores. Hay una misma localización que en la película aparece en dos secuencias diferentes como si fueran dos sitios separados por medio kilómetro aunque sean el mismo lugar. Pero salió adelante…

-La interpretación de La Prohibida, aunque breve, es de los mejores momentos de la cinta. ¿Cómo se te ocurrió darle el papel de concejal conservadora?

-Se me ocurrió de repente. Como era un personaje muy pequeñito, quería que lo hiciera alguien conocido. Pensé en Loles León por ejemplo. Pero el papel era muy pequeño y no me motivaba, hasta que caí en la cuenta de que lo podía hacer La Prohibida, que es mi amiga, y tiene mucha gracia que el papel de una concejal conservadora como Laura Roderas lo interpretara una travesti. Se lo leyó, le pareció estupendo y lo hicimos.

-Hablando de La Prohibida. Con ella, más Agnes la Sucia, Glenda Galore y Roberta Marrero en su comienzo estuviste durante tres años organizando En Plan Travesti, que cerró sus puertas en noviembre. Con el paso del tiempo, y los ánimos más templados, ¿cómo recuerdas aquella etapa de tu vida?

-Me lo pasé muy bien. Esa etapa la recuerdo como algo estupendo. Aprendí muchísimo. El hecho de que el otro día diera el pregón en Chueca con tanto desparpajo y tranquilidad se lo debo al EPT, donde tenía que presentar delante una veces de mucha gente, otras de menos. Si algo debo agradecer a todos mis compañeros del EPT, a las excompañeras y a la gente que ha iba es ese aprendizaje y lo bien que lo pasé. Le debo mucho al EPT. Y sé que todos los demás, incluida La Prohibida que sin embargo es la que menos lo necesitaba porque ella ya era una estrella por sí misma en el ámbito madrileño, han avanzado un poquito en sus ámbitos gracias al EPT. Ha sido positivo para todos. Hubo muchos problemas, líos, algunos enfados, pero sobre todo porque al principio nos sorprendimos nosotros mismos de lo que se había generado. No supimos manejar el incipiente éxito, y digo incipiente porque al principio no era tal éxito, acudían 50 personas...

-Y todos amigos...

-Claro. Pero de repente hubo una serie de malos rollos extraños, y empezamos a recelar unos de otros, no sé muy bien por qué... aunque sí recuerdo cómo se producían los acontecimientos... Eran recelos, miedos, sospechas. Éramos amigos pero tampoco tanto, más bien conocidos de la noche. A Agnes y Glenda no les conocía apenas, nos presentaron un mes antes en la fiesta del preestreno de Descongélate. Yo vivía con Roberta desde hacía seis meses pero era algo también circunstancial, no éramos amigos íntimos, y a La Prohibida la conocía de vista... Quizá recelamos mucho de nosotros en ese momento y quizá de ahí vinieron algunos roces y piques.

-De todo ello vas a hablar en un libro.

-Estoy escribiendo ‘La verdadera historia de En Plan Travesti’ y me gustaría publicarla en breve. Quiero quitarme la espina, porque escribir tiene una función terapéutica muy interesante y me estoy quitando muchas cosas de encima, ¡que tampoco es que sean tan terribles! Lo que quiero es hilvanar los acontecimientos para ver si yo mismo comprendo qué paso, no tanto en lo relacionado a los malos rollos, sino por qué se generó el éxito del EPT que yo creo que ninguno lo sabemos. Lo que sí está claro es que el EPT fue el detonante para que nuevas figuras como La Flor de Alcorcón o Aviador Deluxe surgieran y son ellos ahora los que han cogido el testigo de las fiestas y se ha revitalizado bastante la noche madrileña.

-¿Existe eso que algunos llaman ‘removida’?

-Existe para quien quiera creer que existe. Es lo mismo que si te pregunto sobre la existencia de Dios. Si crees en él, dirás que existe. Si te gusta creer en la ‘removida’ y te sientes integrado, pues estupendo. Y sino, pues también estupendo. Por mi parte, creo que hubo una eclosión de gente que de repente quería hacer cosas, y surgió a raíz del EPT, quizá por el momento, porque no había otra cosa o simplemente llegamos en el momento adecuado... Y eso hizo que la cosa creciera. No sé si existe la ‘removida’ o no, pero por ejemplo Putirecords antes del EPT no había grabado nada, y mucha gente como él que ha pasado por el escenario del EPT –que quizá no tenga tanto talento como Putirecords- se ha puesto a hacer cosas. Y lo importante es hacer cosas. Mi primera película puede ser mala pero la segunda la haré mejor. Lo fundamental es trabajar.

-¿Volverá el EPT?

-No, como evento mensual desde luego. Además, Agnes, Glenda y yo somos muy metódicos, frente a la travesti que es más dispersa. Nosotros tres en ese sentido no somos nada travestis, somos muy pesados y por eso nos gustaba que fuera cada mes, ser puntuales, actualizar la página, hacer eventos sorprendentes, no repetir modelos... Y como no tenemos tiempo ya para eso, como evento mensual no volverá. A lo mejor de repente se nos puede ocurrir hacer uno, estoy pensando en el próximo mes de noviembre y celebrar el primer aniversario de la ‘muerte’ del EPT o a lo mejor presentamos mi libro ahí... ¡Yo qué sé!

-Nochevieja, el Orgullo Gay y la fiesta anual EPT...

-Jaja, bueno es que tampoco estoy anunciando que sea anual. Quizá hagamos un EPT desperdigado y luego ya no vuelva nunca o hagamos otro dentro de 3 años...

-Sobre el EPT llovieron ríos de tinta, sobre todo en internet. A nivel personal, ¿hubo alguna polémica que te llegara a afectar?

-Muchas cosas del EPT me han llegado al alma. Pero tampoco me han afectado como para traumatizarme. Sobre todo me sorprendían no las críticas que venían de fuera sino el comportamiento de nosotros mismos dentro de la organización, de los 5 que éramos al principio. Muchas veces no comprendía que estaba pasando, no podía creer que nos comportáramos así contra nosotros mismos. Hay aún muchos resquemores guardados y por eso quiero quitármelos de encima sacando el libro y pasar página definitivamente. Tampoco es nada grave, son enfados infantiles que por otro lado tienen su gracia si los ves desde fuera y de forma aislada.

-Pero desde luego te marcó durante una larga etapa.

-El EPT nos ocupó tres años de nuestras vidas. Cuando terminó le dije a Agnes y Glenda: “Bueno, y ahora ¿de qué vamos a hablar?”. Los tres nos reuníamos siempre para hablar y organizar el EPT, no colaborábamos juntos en otros proyectos. Y esos 3 años nos han absorvido mucho. Nuestros amigos más cercanos nos decían que nos estábamos obsesionando, que nos olvidáramos del EPT...

-Finalmente las cosas no tienen tanta importancia. Somos nosotros quienes se la damos.

-Claro, y creo que al EPT lo sobredimensionamos todos. No creo que en las cosas que pasaron hubiera culpables o inocentes. Todos teníamos nuestra parte de culpa en lo que pasó, que tampoco fue tan terrible. No hubo crímenes ni nada...

-¿Tienes noticias de Kitty Samaniego?

-¡Está escribiendo el libro! (risas) Es la forma de poder contar todo en tercera persona. Subirme a una atalaya y poder contar los hechos desde una cierta distancia, porque en el libro también voy a contar cosas sonrojantes de mí mismo, no sólo de los demás.

-¿Tienes prevista alguna nueva colaboración con Chico y Chica?

-Parece ser que quieren hacer una precuela de ‘4 en Alicante’. Imagino que me llamarán para hacer algún papel, pero aún están escribiendo. creo que grabarán antes de que acabe el año que es cuando quieren sacar su próximo disco. Aunque no lo sé, ¡porque son tan lentos en algunas ocasiones que me exasperan!

-¿Tienes ya alguna idea para tu próxima película?

-Tengo una historia, pero es muy complicada. La primera secuencia se desarrolla en una carretera de un puerto de montaña, lloviendo, con truenos... Una cosa difícil de rodar de entrada. Y me da mucha pereza. Lo que quiero es rodar algo más tranquilo, tipo Woody Allen, de dos chicas charlando sentadas en una cafetería... No tengo idea de algo inmediato porque estoy colaborando en una serie de televisión y lo que quiero es descansar y ver qué aceptación tiene la película.

 

 

Gracias a Iván Trash por la entrevista

 

 

 


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